Gaza: Sobre sionismo, judaísmo,

racismo y barbarie

 

Ariel Feldman

L
a última vez que visité los territorios ocupados fue en 2016. Las fotos que acompañan este artículo son de mi visita a Hebrón. Sabiendo que era judío (mi nombre es Ariel, como el infame famoso Ariel Sharón), me abrieron sus casas, contaron sus historias, dejaron fotografiarse. La nena del retrato sobre pared de piedras sufrió un intento de asesinato por parte de colonos, los adolescentes en la terraza me contaban de sus futuros imposibles. Hebrón es una ciudad altamente disputada porque ahí se encuentra la Mezquita de Abraham, donde estarían las tumbas de los patriarcas que comparten religión judía y musulmana (en 1994, Goldstein, un sionista fundamentalista, entró a la mezquita y asesinó a 29 personas que estaban rezando e hirió a más de 100). En esta ciudad viven menos de mil colonos y más de doscientos mil palestinos. Las fotos de soldados y niños son de cuando presencié cómo el Ejército israelí custodiaba, como cada viernes, un provocador desfile de los colonos por las calles del mercado palestino de Hebrón para demostrarles que no solo dominan el barrio judío en el corazón de su ciudad, sino que la ciudad toda les pertenece.

En Gaza la realidad es radicalmente peor. Los palestinos de Cisjordania muchas veces se excusan de opinar sobre los métodos de Hamas en la Franja, porque dicen que no pueden saber qué harían ellos bajo ese nivel de opresión. Si pensamos en el sistemático intento de deshumanización que implica el colonialismo israelí, que busca llevar a los palestinos a su mínima expresión, la perseverancia del pueblo palestino es sencillamente admirable. Gaza lleva 16 años de bloqueo terrestre, aéreo, marítimo, bombardeos constantes de población civil, cortes del suministro de agua, electricidad, combustibles y productos esenciales. Es ya habitual llamar a Gaza una cárcel a cielo abierto. Pero hay que agregar que es una cárcel en la que no se respetan los derechos humanos más básicos. Gaza es un gueto, y estamos presenciando en tiempo real y televisado el proceso de aniquilación de ese gueto y de su población. Los antepasados judíos, a quienes los nazis intentaron deshumanizar en los campos de concentración, las víctimas de los progroms en Europa del este, los dignísimos alzados del gueto de Varsovia, hoy se levantarían indignados frente al racista colonialismo del Estado de Israel y su genocidio en curso. Una vez más, no en nuestro nombre.

Pulsa aquí o en la foto para bajar el ensayo completo en archivo pdf.

 

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