Al poner de manifiesto la relación entre la necesidad imperiosa de crecimiento y las crisis socioecológicas actuales, el pensamiento poscrecimiento ha salido de los círculos activistas y ha entrado en las instituciones políticas. Pero lo que hace que el sistema actual sea tan difícil de cuestionar es su asociación positiva con la libertad en la mente de las personas. Además, los movimientos negacionistas y reaccionarios no han escatimado esfuerzos para apropiarse de la libertad. Para ganar la hegemonía cultural y política necesaria para transformar la sociedad, el poscrecimiento necesita su propia visión y narrativa convincentes de la libertad.